A final de año suelo tener la sensación de haber vivido un año retador y único. Un dejavú donde parece que todos los años son iguales… pero parafraseando a George Orwell y su Rebelión En La Granja, todos los años son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Ana Cruz y yo nos separamos a finales de 2015. Este año pues fue el año de mi catarsis personal a muchos niveles, sobre todo profesional y emocional. Aparentemente, un puro infierno. Pero…

En 2016 he aprendido a despertar (y mantener despierto) al Testigo, esa Segunda Atención que te permite observar las cosas sin juzgar (léase sin ego) y mantener la calma, observar a tu Cuerpo del Dolor (¡gracias Eckhart Tolle!) y saber que la vida se asemeja más a La Mar que al Valhalla que me prometieron en ICADE en los lejanos ’90, con Mario Conde como sumo pontífice de la cosa. Pregunta a cualquier pescador de edad avanzada por la vida y la mar, verás qué claro lo tiene.

Todo en mi vida es hoy mucho mejor: mi vida interior, mi vida exterior, mis relaciones personales, mi trabajo… Estoy extremadamente feliz y contento porque, como diría mi madre, esta travesía del desierto “solo me ha costado dinero”. Ha sido un precio relativamente bajo a pagar, a la vista de los resultados.

Ahí va un decálogo de las cosas que he aprendido en este año, todas ellas entrando en 2017 a todo gas:

1. Todo está en tu mente – y en tu corazón. Todo.

2.  Nunca te creas al personaje. Nunca.

3.  Una cosa es tu Vida y otra muy distinta tu situación vital. Yo soy yo y mi circunstancia (¡gracias Ortega y Gasset!), y ambos jugamos la partida.

4.  Nuestro único trabajo REAL en la vida es desarrollarnos como personas. El resto es pura fachada, un campo de juego para practicar el trabajo real. Sin excepción.

5.  Da igual el campo de juego: todos sirven para lo mismo.

6.  Menos es más. Siempre.

7.  Dicen que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. Cada día dudo más de esta frase.

8.  Nunca subestimes la infinita capacidad que tiene el Universo para sorprenderte, en ambos sentidos.

9.  El Poder del Ahora es total y absoluto. Es el dictador silencioso.

10.  El Silencio y la Presencia son la clave de todo.

Disfrutad.

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