Se supone que todas las familias se quieren. Se besan, se abrazan. Se aman, incluso. Pero no. No es así.

He visto suficientes bodas como para saber que el espectro es enorme, y si en ello metemos la capacidad expresar esas emociones en público, el número de familias que muestran su amor sin pudor roza lo extraordinario. Escasito, escasito, cuanto menos.

No con Inma y Víctor. El amor que se profesan, los besos, los cariños, los abrazos, el júbilo, las emociones desbordadas de grandes y pequeños, de unos y otros, familiares y amigos es embriagador. Embriaga. Es tan desbordante, que me voy a quedar con ESO de esta boda. El resto, sinceramente, es secundario.

Si os quedáis con ganas de más, echadle un ojo al vídeo de esta boda.

Disfrutad.

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Gracias nuestro querido Masyebra!!! Has logrado aquello que tanto estábamos buscando: emocionarnos cada vez que veamos nuestras fotos. Y lo has logrado, claro que sí. Cada día nos gustan más, cada día disfrutamos más viéndolas… un sin fin de sentimientos plasmados que son difíciles de explicar. Pero basta con verlas, sobran las palabras. Gracias porque hiciste que aquel día tan especial perdure en el tiempo. Gracias por tus esfuerzos, por correr, por estar en cada momento, por darlo todo (Gracias también a Juan). Fuiste uno más, durante meses… Sabes que tienes un huequito en nuestros corazoncitos, porque eres grande, muy grande… Inma y Víctor.

Gracais a vosotros, Inma y Víctor, por ser tan maravillosos. Continuará…

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